El Maestro
El
Maestro
El ser maestro
no es algo que podamos aprender, es algo que nace con nosotros.
Reconoceremos a los grandes maestros porque siempre vamos a poder
aprender de ellos en todas las facetas de la vida, tienen una
necesidad innata de ayudar a los demás a crecer y evolucionar en
todos los aspectos de la vida. Siempre nos van a tratar con cariño y
nos van a cuidar aunque nos digan cosas que en algún momento no nos
guste.
Antón era un
maestro en toda la extensión de la palabra. No solo podemos aludir a
su profesión como profesor de Latín, fue un maestro para cada una
de las personas que compartieron vida con él. Lo que no quiere
decir que influyese en todos en la misma medida, el maestro lo
intenta pero no siempre consigue llegar al alumnos. Es como un
jardinero que planta la semilla y la riega y cuida hasta que florece,
puede darse el caso de que alguna de ellas no prenda. Eso no quiere
decir que la semilla no quede en e individuo y pueda brotar a lo
largo de los años. Las cosas siempre tienen un momento y un lugar
apropiados. Creo que esto era algo que Antón tenía muy claro y con
lo que contaba en todo momento.
Un principal
interés fue siempre el individuo y su necesidad de que evolucionase.
Cada uno tenemos un camino de evolución diferente, el trabajo de un
buen maestro es ayudarnos a encontrarlo y guiarnos por él pero si
interferir en nuestro desarrollo.Podemos encontrar un maestro en la
persona que nos saluda todas las mañanas, en aquel al que compramos
todas las mañanas el periódico, en el artista cuya música nos
emociona y hace sentir y movernos,...
Es especial
leer sus partituras y encontrarnos un soplo de sabiduría en cada una
de las reflexiones previas que hacia sobre las obras que componía.
Leer esas líneas no solo nos permitía aprender sobre leyendas y
tradiciones sino que también nos permite asomarnos al mundo ideal
que Larrauri pretendía transmitirnos por medio de su música. Quería
hacernos saber que algo mejor era posible. El como artista y como
hombre se definía como inconformista, no se conformaba solo con
aquello que la vida le daba porqué sí, sino que intentaba luchar
por lo que creía justo. Ese mundo lleno de espiritualidad y
esplendor es el que nos quería enseñar y nos dibuja en esos
pequeños textos con los que explica e introduce sus obras. Esto no
quiere decir que sus obras sean reflejo de ese mundo utópico porque
ante todo era un hombre con los pies en la tierra, en muchas
ocasiones estas obras eran fiel reflejo de su disconformidad con lo
que le rodeaba. De ahí la dureza de algunas de estas piezas.
Antón fue un
maestro como profesor, lo fue como persona, como compositor y como
amigo. Las personas que recuerdan su persona no dudan en destacar su
imagen magnética y especial. Cuando la gente le conocía no quedaba
indiferente, te podía impactar su personalidad y a la vez te
maravillaba. Hay personas que con una mirada o una palabra podían
transmitir más que muchos durante años de parrafadas. El autor que
nos ocupa es uno de los primeros. Hoy en día años después de que
ns dejase sus discípulos todavía guardan un recuerdo nítido y
espacial de él. Creo que puedo afirmar sin equivocarme que siguen
aprendiendo de él. A veces para enseñar no hace falta estar
constantemente dando sermones o enseñanzas, es más bien un modo de
vida y de entender las relaciones con las personas. Un querer que a
través del trato o la conversación con una persona salgamos
renovados ambos, el tenía n concepto muy en línea de la filosofía
griega del poder de la conversación. Era una persona que se podía
pasar horas conversando con todo aquel interesado en interactuar con
él. Pero un rasgo que le caracterizo como a casi todos los maestros
fue su ansia de aprendizaje, estaba en constante avance y nunca se
considero más que nadie ni que tenía en su poder la verdad absoluta
e inmutable. Fue haciéndose y evolucionando hasta el final de sus
dias esto se aprecia en su música que fue cambiando y evolucionando
con él, aunque siempre manteniendo un mismo espíritu.
De ahí la
magia y lo especial de su música, no pretendía tanto ser un pionero
en lo que hacia tanto como como poder llegar a las personas que
escuchasen su música y provocar cambios en ellos. La fuerza creadora
no hace que solo el artista evolucione y crezca con su obra, también
afecta al oyente y le puede remover y hacer que comience a caminar.
Esta cualidad esta en pocas obras musicales. Se reconoce porque es
música que al terminar de oírlas no nos dejan indiferentes sino que
nos hacen preguntarnos cosas y nos empujan hacia delante.
Minerva
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