Proceso creativo de un genio de vanguardia
Proceso
creativo de un genio de vanguardia
Cómo todo genio Antón Larrauri
tenía su propio proceso creador. Probablemente tenemos la idea de un
compositor permanentemente sentado al piano y si bien es cierto que
Larrauri utilizaba el piano para sus composiciones no llegaba a este
paso hasta que había realizado una maduración de la idea
inspiradora.
Tal como el autor relato en
entrevistas el recibía una inspiración en el momento más
inesperado que luego transformaba en elementos sonoros. Esta
inspiración podía ser muy diferente en cada caso, la cualidad sin
igual de los genios es que siempre están están abiertos a la
creatividad, en cualquier momento pueden recibir la chispa. Pero no
nos engañemos esta chispa les llega siempre a través del trabajo,
lejos queda ya la imagen de genio bohemio de finales del XIX. No solo
vale con tener inspiraciones geniales, lo realmente admirable es ser
capaces de llevarlo a algo tangible que sea capaz de provocar las
emociones adecuadas en aquel que disfrute de la obra. Estás
inspiraciones en el caso de Antón eran de muy diversa índole, Desde
el cuadro que le inspiro la obra de Grimorios, pasando por la bolsa
en el aire y que no caía, frente a la torre Eiffel que inspiro
divergencias y terminando por la bendición del papa que daría pie a
la obra Deus ibi est, que compuso para la semana de música religiosa
de Cuenca.
Una vez que Antón tenía esta
idea se sentaba frente al papel, que no la partitura, para buscar
como dar cuerpo al conjunto. Elegía los instrumentos o voces
adecuados, intentaba equilibrar los distintos elementos timbricos y
una vez que esto estaba hecho pasaba a crear la parte rítmica y lo
último que hacía era poner las notas. Esa era ya la parte final.
Esto que así puesto parece sencillo es fruto de semanas o meses de
trabajo. Él tenía desde el principio la idea de lo que quería
hacer pero luego le tenía que poner instrumentos y música. En la
última parte musical es donde entraba en juego el piano para
comprobar como quedaba todo el conjunto. Cuantas horas de trabajo
pasaría junto a su piano para terminar de dar sentido a todo.
Este tipo de proceso creativo
basado en la inspiración que le viene dada de fuera y luego trabaja
da por el autor hasta llegar a eso que le ha llegado y quiere
transmitir hace que retrocedamos 130 años atrás en el tiempo y
podamos ver en Larrauri el prototipo de genio romántico. Este
aspecto lo desarrollaremos más adecuadamente en otro escrito
posterior. Si a esto le añadimos que fue capaz de separar claramente
la música de vanguardia de la tradicional pero a la vez fusiono
ambas en total armonía ya tenemos el porque de su merecido hueco
entre los mejores compositores españoles no ya del siglo XX sino de
todos los tiempos. Dentro de su movimiento fue el único que fue
capaz de hacer lo que él hacia.
Minerva
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